Chicote me simpatiza, me gusta su manera de decir las cosas a la cara, sin rodeos, y paso un rato agradable viendo su programa (a pesar de ser la misma fórmula capítulo tras capítulo, y de que la TV, en general, no es santo de mi devoción), pero su programa me ha generado cierta sensación de intranquilidad. Sin ir más lejos, el sábado pasado estuve cenando con unos amigos en un restaurante de la capital murciana (de cuyo nombre no quiero acordarme...) y tuve esos claros síntomas del síndrome "Chicote": una excesiva actitud crítica (en mi caso silenciosa), y un estado de alerta permanente.
Y no es que antes acudiera a los restaurantes confiado y todo me pareciera perfecto, pero Chicote nos ha confirmado, entre otras cosas, algo que muchos ya sospechábamos aunque no queríamos creerlo del todo, y es que la cocina de muchos restaurantes y bares de este país está llena de <<merde>>, o lo que es peor aún, que nos sirven alimentos directamente caducados, o en un estado lamentable. Por lo tanto, ahora cada vez que veo a un camarero estresado, los platos salen fríos de la cocina, el cordero sabe muy salado, o me traen la ensalada como último plato en vez de como entrante (como pasó el sábado pasado), no puedo evitar preguntarme: "¿cuánta <<merde>> habrá en la cocina?".